miércoles, 22 de septiembre de 2010


un diez merece su memez,
aislao de la gente por miedo a echarse a llorar de repente otra vez,
toda la semana, ya sabes no tiene horario,
gimiendo en las calles del barrio arrastraba sus pies
y cada uno por su lado se fué,
nuestro amigo ya está fuera de sí, en fin, el diablo está en él,

vuelve en sí en el lodo de su mente,y así continúa este dúo, el búho y la serpiente,
como describir ese drama,ese infierno interno, en el frío invierno, en el eterno camino a la cama caliente,ya se desploma creyéndose a salvo,se dispone para el coma pero se olvida de algo,
no tiene control y un sollozo involuntario,convierte su cama en un pozo y allí se retuerce, éxtasis extraordinario que nadie merece,entre la angustia y el gozo, el dolor y el placer se mece,

joven atormentado su nombre da igual,es el final de esta pesadilla real porque ya duerme.

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